jueves, 31 de enero de 2008

Perfil del cargo de aposentador (logístico)

Perfil del cargo de aposentador (logístico) de Velázquez en la Corte

No es necesario insistir sobre la importancia de la logística en esta entrada dedicada a Velázquez. El Diccionario enciclopédico de estrategia empresarial así lo reconoce dedicándole una entrada específica, a la que dirigimos al lector para una mejor comprensión de lo que significa la desconocida, hasta ahora, profesión de Velázquez como aposentador mayor de la Corte. La aportación del libro citado más arriba, nos describe, con minuciosidad, entre otras cosas, los quehaceres del Velázquez aposentador, que hace clara la definición de la logística como el arte de abaratar los costes. Para ello Velázquez reunía unas cualidades innatas para el puesto: una preparación multidisciplinar, como diriamos ahora. La logística en manos de Velázquez se manifiesta como una herramienta que utiliza con mano hábil y trabajo concienzudo, que conseguía que cada cosa estuviera en el lugar oportuno y en el momento oportuno.

Según se demuestra en la investigación citada, Velázquez, para poder ejercer en este puesto tenía que llevar a cabo las funciones directivas que ahora reconoceríamos como de una auténtica dirección general en una empresa. Los documentos utilizados para la investigación por Javier Cordero y Ricardo J. Hernández presentan una catarata de datos que para Velázquez resultaban esenciales. Entre estos documentos figuraban las cédulas de aranceles de precios. Estos documentos fijaban un precio máximo para cada mercadería, materia prima, producto elaborado o servicio, salarios, jornales o alquileres de medios de transporte de personal o mercancías alrededor de la corte española. El Velázquez aposentador o logístico que nos interesa, debió realizar muy frecuentes presupuestos antes de ordenar los correspondientes acopios de personal, materiales, transportes en los desplazamientos de los reyes o en la organización de actos públicos presididos por éllos, desde las corridas de toros en la Plaza Mayor de Madrid hasta ceremonias pseudo-inquisitoriales como los autos de fe.

La compleja administración de la corte española del siglo XVII, necesitó de un buen número de auténticos profesionales que llevaran la organización burocrática estatal, iniciada por el Emperador Carlos V y luego impulsara, de manera importante, el conde-duque de Olivares, con quien colaboró Velázquez. Resulta sorprendente la pulcritud con que trataban los asuntos de gestión en la corte de los Austrias: control presupuestario, auditoría contable, aprobación de gastos y proyectos, planificación de frecuentes operaciones logísticas, para satisfacer las cada vez más exigentes necesidades de los servicios públicos.

El cargo de aposentador se define como el que prepara las posadas a la compañía del Rey. Se encargaba de buscar alojamiento al séquito de los soberanos o a los funcionarios públicos durante sus traslados. La calidad del puesto se pone de manifiesto no sólo por las responsabilidades que le corresponden, sino por el sueldo y las ventajas recibidas en especie. Un órgano importante de la responsabilidad de Velázquez lo constituía la llamada Junta de Aposento. Este órgano era una especie de tribunal formado por otros aposentadores, un fiscal, un secretario, dos contadores con asiento en el tribunal, un agente fiscal, un oficial de secretaría, un procurador, un portero, un alguacil y un escribano. La Junta se reunía en la casa del aposentador mayor tres días a la semana, los lunes miércoles y viernes por la tarde, durante dos horas, y su función consistía en conservar, administrar y distribuir la Regalía de Aposento, es decir las múltiples propiedades inmobiliarias de la Corona. La renta de todo este patrimonio alcanzaba importantes cantidades cada año. Sería como administrar una importante organización financiera de nuestros días.

Sus tareas incluían, asimismo, la supervisión de la limpieza llevada a cabo por los barrenderos en todo el palacio, sus patios y escaleras; la responsabilidad sobre el estado y cantidad de todo el mobiliario de madera de los aposentos reales; la logística protocolaria del trono o silla en la que había de sentarse el Rey; la organización formal de la audiencia cotidiana del mayordomo mayor; tener a su cargo la bujería de cámara, su cuidado y reparación; comprar, hacer acopio, almacenar, controlar el gasto y la oportuna reposición de leña y carbón, etc. Por ejemplo, en le caso de un desplazamiento real, Velázquez tendría que ocuparse de planificar: la ruta a seguir, las etapas a cubrir en cada jornada, los medios de transporte necesarios para mover los enseres que precisaba la más alta dignidad del reino en cualquier lugar al que acudiese, los enseres y mobiliario para comidas o cenas, vajillas, cuberterías, ropa de cama y mesa, adornos, tapices y objetos de decoración, contenedores para transportar alimentos, agua o vino, transporte de leña, retretes y la supervisión previa de los alojamientos reales y su aislamiento.

Una de las últimas actividades profesionales como aposentador, seguramente la más importante desde el punto de vista histórico y profesional, fue la organización del encuentro de los reyes de España y Francia para la firma de La Paz de los Pirineos. Este acto se llevó a cabo en julio de 1660 en la Isla de Los Faisanes, en el río Bidasoa, cerca de Fuenterrabía. Uno de los contenidos de este acuerdo fue el tratado de capitulación matrimonial de la hija de Felipe IV, María Teresa, con Luis XIV de Francia. La preparación logística de este encuentro significaba conducir, desde Madrid hasta Fuenterrabía, a un séquito constituido por la totalidad de los altos dignatarios de la corte del rey de España. A grandes rasgos, Velázquez debió ocuparse de la planificación, organización y control de los aposentos reales en cada plaza del recorrido que hiciera la corte, la selección del personal que debía viajar hasta Fuenterrabía, equipamiento, transporte de personas y materiales, acopio de enseres y mobiliario, muchos de éllos fabricados especialmente para esta ocasión, trazado de rutas de ida y retorno desde Madrid a Fuenterrabía, elección de las localidades por las que debía pasar el monarca, en qué ciudades almorzaría y en cuáles pernoctaría, preparación de los agasajos protocolarios en cada una de ellas y la construcción y decoración de la parte española del edificio sede de la cumbre hispano francesa en la isla de Los Faisanes, levantada expresamente a tal efecto.

Según testimonia la documentación manejada por Cordero y Hernández, el último cometido de Velázquez como aposentador resultó de total satisfacción de Felipe IV, aunque la gran responsabilidad y esfuerzo que le exigió este importante acto, acabo por empeorar, aún más, su ya quebrantada salud. Falleció aquel mismo año de 1660.


Tomado del Diccionario Enciclopédico de estrategia empresarial. Francisco J. Manso. Edit Díaz de Santos, Madrid.


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Repercusión de la profesión de aposentador (logístico)

Repercusión de la profesión de aposentador (logístico) en la vida de Velázquez

Velázquez, de origen humilde, alcanzó la hidalguía y el título de Caballero de la Orden de Santiago, no tanto por su actividad como pintor de la corte, como por esta otra profesión que tanto nos sorprende de aposentador o logístico de palacio. Esta desconocida faceta de Velázquez esta corroborada por centenares de documentos, que figuran recogidos en el libro que venimos comentando, especialmente correspondientes al periodo de tiempo que va desde 1652 a 1660. Documentos que reflejan aspectos contables, presupuestarios y de pagaduría. Estos documentos demuestran que sus ocupaciones diarias en la corte sólo le permitían dedicarse a los pinceles en momentos muy determinados de horas libres.

Resulta sorprendente que después de más de cuatro siglos transcurridos desde el nacimiento del pintor de cámara del penúltimo de los Austrias, descubramos unas capacidades extraordinarias e inesperadas en Velázquez. Pero el hecho es que el cargo de aposentador o logístico fue el que, en realidad, determinó su brillante carrera en la Corte, propiciando que Don Diego se dedicara a la pintura por puro placer, especialmente en la última etapa de su vida, que es cuando se producen sus mejores obras pictóricas. Precisamente, su profesión de aposentador le proporcionaba unos ingresos muy superiores a los que le asignaban como pintor de la corte, que según se desprende de la investigación, no eran superiores a las de un barbero de la Corte.

En definitiva, el importante estatus que llegó alcanzar Velázquez en la corte de Felipe IV se debió a desempeños profesionales al margen de la pintura, como reconocimiento a su talento y creatividad en el desempeño de sus tareas palaciegas de aposentador durante más de treinta años que pasó en la corte de Madrid, desde que llegó en 1623.

Velázquez un logístico en la corte de Felipe IV

Velázquez, Diego Rodríguez de Silva


La nueva y también no menos brillante profesión de Velázquez: logístico ©(IV:13)

Efectivamente, se trata de famoso pintor sevillano que todos conocemos y al que ahora tendremos que añadir otra profesión, ejercida con no menos talento que la otra de pintor que le dio tanta fama: logístico. Incorporar a Velázquez, conocido como uno de los grandes pintores consagrados, en un Diccionario de estrategia empresarial constituye una verdadera novedad.

Recientemente ha aparecido un libro que nos descubre un Velázquez inédito, gracias al importante trabajo de investigación llevado a cabo por Javier Cordero y Ricardo J. Hernández. La sorpresa comienza con el título del libro: Velázquez un logístico en la corte de Felipe IV, (editorial Díaz de Santos, Madrid 2000). Evidentemente, presentar al pintor Velázquez como logístico resulta cuando menos chocante, especialmente sí, como corresponde, situamos al personaje en pleno siglo XVII. La conclusión a la que llegan los citados autores de esta interesante obra es que la logística tiene una importante deuda con Velázquez aposentador (logístico), profesión que desarrolló con tanto empeño y maestría.

Dice Antonio Ballesteros, presidente del Centro Español de Logística, en la presentación del citado libro: “Tras el bordado telón de sus afamadas pinturas, [Velázquez] aparece un esforzado profesional, un directivo con un fascinante curriculum, en el que se hallan suficiente número de elementos o facetas –a modo de organización matricial-- para que muchos nos sintamos identificados con él”

Sevilla, donde nace Velázquez en el año 1599, fue durante algún tiempo, además de capital del imperio español, su centro logístico. En ese entorno, Velázquez debió heredar muchas de las habilidades que luego le fueron tan útiles en la corte de Madrid. Durante ese periodo, Sevilla fue un gigantesco parque logístico receptor-distribuidor de todo tipo de productos: azucar, perlas, tabaco, plata, oro. El joven Diego tuvo ocasión de ver y vivir el trasiego y organización de los muelles fluviales del Guadalquivir. Velázquez se traslada a Madrid en 1622 cuando aún no había cumplido los veintitrés años, con la ayuda de su suegro Pacheco y del conde-duque de Olivares.

Un sublime marchante en escultura: Diego Velázquez

A su cualidad de pintor universal Diego Velázquez puede añadir la de su sabiduría en el arte escultórico, más la condición de agente artístico y diplomático de admirable desenvoltura.
Así lo pueden comprobar hasta el mes de febrero los visitantes que acudan a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en la calle de Alcalá, 13. Su planta baja alberga una exposición de documentadas esculturas clásicas, adquiridas durante el segundo viaje del artista sevillano a Italia, por cuenta del Rey de España Felipe IV, desde el fin de 1648, en que partió de Madrid, hasta agosto de 1651, fecha de regreso a Barcelona. Comisariada por José María Luzón y su equipo, la exposición fue inaugurada ayer por César Antonio Molina, ministro de Cultura.

No hay precedente de un evento que ilumine en tan gran medida una faceta de la vida del artista sobre la que se proyectaban, aún, sombras de desmemoria o ignorancia. Hasta Italia se había desplazado el, desde 1642, flamante superintendente regio Diego Velázquez, con la encomienda del monarca de allegar arte suntuario para la Corte de Madrid, alojada entonces en el añoso Alcázar de los Austrias, donde hoy está el Palacio Real.

En menos de dos años Velázquez recorrió la Península itálica; pese a su envidiable talento evitador de celos de otros artistas, trabó relación con escultores, fundidores, formadores, broncistas; amén de diplomáticos, burgueses, nobles, cardenales y un Papa muy feo, Inocencio X, de la familia Pamphili, al que además retrató en inmortal lienzo; mantuvo también discretos amoríos con una dama de la que tuvo un Antoñito, muerto prematuramente a los nueve años; y, con todo, trajo a España casi un centenar de piezas de estatuaria clásica y renacentista, para decorar las salas Ochavada y de los Espejos del viejo palacio.

"Hoy sería casi imposible hacer tantas cosas y tan bien hechas como las que hizo entonces en Italia", explica José María Luzón con una sonrisa. El académico ha restañado las heridas que sobre las estatuas traídas por Velázquez causaron el fuego, primero, con el incendio del alcázar en 1734, y la ignorancia después, por la pérdida de las claves para interpretar su valía.

Porque Velázquez, con finísima mirada, se adentró en las villas de los Médici, Borghese, Farnesio y Ludovisi; conversó con las grandes familias prohispanas de Venecia, Módena, Nápoles y Roma y fue autorizado por ellas a copiar en yeso o fundir en bronce los mejores tesoros escultóricos que el Renacimiento había rescatado de las ruinas y guiado hasta sus jardines y quintas.

Con la ayuda del agente Juan de Córdoba y el amparo de embajadores como el conde de Oñate, en Nápoles, y del marqués de Fuentes, en Venecia, Velázquez consiguió para Madrid un duplicado cabal del mejor arte de Grecia y de Roma interpretado por los cinceladores renacentistas y lo llevóa allí con la diligencia de su serena personalidad.

Con tal arte nació la Real Academia de San Fernando en 1744 y de su belleza bebieron sus promociones, aunque de las 35 grandes piezas allegadas por Velázquez, íntegramente sólo quedan 13, dispersas por el Prado, el Palacio Real y la propia Academia, que ahora las ha reunido.

Madrileños y forasteros pueden ahora apreciar el gusto exquisito del pintor de los pintores no en dos, sino en tres dimensiones: en estatuas ciclópeas, como el Hércules y la Flora Farnese, que jalonan con majestuoso porte la propia entrada a la Academia tras una restauración in situ premiada por su bella hechura; en Sileno, Nióbide corriendo, el Hermafrodita... yesos o bronces fundidos en 1651, por Matteo Bonucelli o Cesare Sebastiani, muestran la espléndida selección.

Dada la delicadeza de su gestión, nada impide conjeturar con base que su misión sirvió para prolongar la hegemonía aúlica hispana en Italia. Y ello sin litigar con nadie, más bien tendiendo amistosos puentes.

15-12-2007
Fuente: El País

Todo por Diego Velázquez

Todo por Diego Velázquez
Fecha: Cultura Hora: 2007-11-19 Publicado Por: Por:

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El Museo del Prado celebra su 188 aniversario con una exposición dedicada al artista que mejor encarna su identidad, Diego Velázquez, del que muestra la faceta de pintor narrativo en "Fábulas de Velázquez". La muestra fue inaugurada por los reyes de España.

La exposición exhibe 28 pinturas del maestro sevillano, doce de ellas prestadas, entre las que se encuentra la emblemática "Venus del espejo", junto a 24 obras de otros dieciséis artistas. La muestra comienza con "Cristo en casa de Marta y María" y acaba con "Las hilanderas", obras "complejas y singulares que tienen mucho en común", ya que lo que las convierte en pinturas de historias está al fondo, en un segundo plano y, en ambas, Velázquez hace un homenaje a la tradición histórica, destacó el comisario de la muestra, Javier Portús.

"Las hilanderas" se exhibe, gracias al montaje realizado en su estado original, al dejar ocultos los añadidos que se hicieron en diferentes épocas y que alteraron la lectura formal del cuadro, revelándose ahora como una obra que pertenece a una nueva realidad.

Las pinturas de la muestra reflejan el camino recorrido por el artista desde 1618 hasta antes de su muerte, "unos años en que avanzó mucho pero también retuvo mucho", según el comisario.

Para dividir este periodo se han marcado tres espacios a través de tres colores diferentes. El primero muestra al Velázquez naturalista, "lenguaje que sabe adaptar y con el que demuestra que se puede actualizar el mito antiguo, como hace en ´Los borrachos´". El segundo periodo es el del Velázquez clasicista de su viaje a Roma y el de las obras religiosas pintadas cuando regresó a España. El tercer espacio acerca al espectador al Velázquez más cortesano, que se empapa de las colecciones reales y que se abre al color.

Portús tuvo palabras especiales para "La Venus del espejo", a la que considera una pintura "absolutamente singular desde todos los puntos de vista. Obra maestra con calidad estética y original composición". Esta obra es uno de los atractivos de la exposición, ya que es una de las más emblemáticas del maestro sevillano que se conservan fuera de España, en la National Gallery de Londres. La pintura fue exhibida por última vez en el Museo del Prado en 1990, con motivo de la antológica dedicada a Velázquez.Las obras seleccionadas para "Fábulas de Velázquez" permiten además de explorar su faceta como pintor de historia, apreciar el contexto creativo en el que realizó algunos de los trabajos más significativos de su carrera.

La exposición supone un claro progreso en el conocimiento de Velázquez y sus experiencias narrativas y abre nuevas vías para el futuro, según Miguel Zugaza, director del Museo del Prado, para quien, recordando al filósofo José Ortega y Gasset, el maestro sevillano representa la primera gran revolución en la pintura occidental.La muestra se centra en una nueva forma de creación que no había sido aislada antes en una exposición, señaló Zugaza, quien agradeció la generosidad de los préstamos y, en especial de la National Gallery, que ha proporcionado al Prado "lo que al museo le falta de Velázquez".

La institución londinense ha cedido tres pinturas que visitan el museo madrileño por primera vez: "San Juan Evangelista en Patmos", "La Inmaculada Concepción" y "Cristo después de la flagelación o Cristo atado a la columna".Estas pinturas, junto a las que atesora El Prado "Cristo Crucificado", de Velázquez, y la escultura "Cristo yacente", de Gregorio Fernández, "forman uno de los espacios más emocionantes de la exposición", según Zugaza, quien ha montado la muestra delante de "Las Meninas", obra "multigenérica" que cierra la exposición.

El director adjunto del museo, Gabriele Finaldi, sostuvo que la sala donde cuelgan "Las Meninas" es el "templo sagrado de Velázquez", en el que todas las pintura son retratos, género que domina la obra del maestro, como demuestra el que de las 130 que se acepta que fueron pintadas por su mano, casi 100 son retratos.

La Fábula de Arachne (Las Hilanderas)



The Fable of Arachne (Las Hilanderas)
c. 1657
Oil on canvas, 220 x 289 cm
Museo del Prado, Madrid

Uno de los más famosos de los cuadros de Velázquez, y un ejemplo de su gran obra mitológica, es La Fábula de Arachne (Las Hilanderas), también conocida como La Tapestry Tejedores o El Spinners. Fue pintada para el rey no, pero para un patrón privado.

La historia mitológica de la contienda entre la diosa Atenea (Minerva para los romanos) y de la mujer mortal Arachne es tal vez mejor dicho por el poeta romano Ovidio en su Metamorfosis (Libro VI). Según Ovidio, Arachne vivido en el país de Lydia (que tiene una legendaria reputación de producir algunos de los más espléndidos textiles en el mundo antiguo), donde se convierten en uno de los mejores tejedores conocido jamás. Arachne fue, de hecho, tan expertos en la que el tejido se convirtió en arrogante, y afirmó que su capacidad rivalizaba que de la diosa Atenea. Athena, como la deidad patrona de los tejedores y todo un tejedor logrado ella misma, de inmediato tomó nota de Arachne, y viajó a Lydia con el fin de enfrentar los jactanciosos mujer. Existe la diosa asumió el disfraz de un viejo campesino, y advirtió suavemente Arachne no para comparar sus talentos a los de un inmortal; Arachne simplemente desestimó este reproche, y por lo Athena se vio obligado a aceptar el reto de la mujer mortal.

Que cada uno de competir por la creación de un tapiz. Athena wove su tapiz con imágenes que predijo el destino de los seres humanos que en comparación con las deidades, al tiempo que le dijo a Arachne del tejido de los amores de los dioses. Tal fue la habilidad Arachne que su trabajo equivalía a la de la diosa, y Athena, abrumado por la ira, la golpeó repetidas veces desventurado mujer. Aterrorizada, Arachne colgado a sí misma, pero Atenea transformó a la mujer en una araña que rápidamente scurried off. Por lo tanto, este cuento se explica la araña de la capacidad de tejer su tela.

En su composición, el artista vuelve la vista atrás a sus bodegones, donde dos áreas diferentes y dos aviones de la realidad equilibrio entre sí. La escena cotidiana en primer plano muestra una habitación amueblada claramente que las mujeres están en el trabajo de hilado. En la caída de la luz del sol desde arriba evoca una compleja gama de colores. A la izquierda, una anciana que está en la rueda de hilado, mientras que la joven mujer sentada a la derecha es sinuoso hilo. Una de las figuras de jóvenes desnudos de Miguel Ángel en el techo de la Capilla Sixtina ha sido identificado como el modelo de su actitud. Velázquez expresa su brillante inmediatez con la industria, que parece se mezclan los zumbidos de sus molinos con los cambios de color en la luz. Otras tres mujeres son lo que más lana y la clasificación a través de los restos. La escena puede reflejar la disposición de la Real Fábrica de Tapices de Santa Isabel en Madrid.

Existe una segunda sala en el fondo, en una alcoba alcanzado por pasos. Es inundado de luz y contiene varias mujeres vestidas elegantemente. La mujer de la izquierda lleva un casco antiguo y con su brazo se planteó una cifra de Athena. Frente a ella - ya sea realmente en la sala, o parte de la imagen en el tapiz en la pared trasera? -- Se encuentra el joven Arachne, que ha cometido el acto sacrílego de comparar su habilidad en el tejido con la diosa. Ella ha iniciado su competencia con un tapiz que muestra uno de los amores de Júpiter, la violación de Europa. Velázquez toma prestado el tema de este tapiz de un famoso cuadro de Tiziano, también existentes en una copia de Rubens, para mostrar su veneración artística para el maestro veneciano.

Alrededor de 1636 Rubens había pintado una versión de la misma historia de la Torre de la Parada, que muestra el castigo de Arachne, cuando ella se convirtió en una araña. Velázquez omite este detalle, en lugar tratar a los rivales casi como iguales. En comparación con el peso de los símbolos en la escena de fondo, que muestra la simple labor de la mujer en primer plano monumental con dignidad, es la base de la técnica sin la cual no podría diosa practicar su arte. Esta interpretación es todavía relevante si Velázquez, de hecho, ha representado las cifras de Athena (ahora encubierta, pero con su pierna desnuda shapely indicando su belleza atemporal) Arachne y una segunda vez en las cifras de la anciana y la joven mujer en primer plano. Aquí, por lo menos, Velázquez ha trasladado la mitología a la realidad cotidiana. Sin embargo, existe toda una serie de significados posibles debajo de la superficie de esta pintura, y los académicos son aún más desconcertante que algunos de ellos hasta el día de hoy.

El lienzo fue dañado por un incendio en el Alcázar (1734) y una sección superior se añadió.

Las Meninas o La familia de Felipe IV



Las Meninas or The Family of Philip IV
1656-57
Oil on canvas, 318 x 276 cm
Museo del Prado, Madrid

"Las Meninas" es una palabra portuguesa nombre utilizado para el baño de empleada de Honor de la Real de los niños en el siglo 17.

Las Meninas o La Familia Real es uno de los grandes problema de las imágenes en la historia del arte. Un número casi infinito de las interpretaciones han sido propuestos para la escena que muestra. A primera vista, sin embargo, Las Meninas parece presentar ningún problema en absoluto, y, de hecho, parece muy sencillo en su sobria geometría y el buen humor de la claridad.

Se trata de poner en una habitación en el Alcázar, equipado por Velázquez como un estudio, y muestra la heredera al trono, la infanta Margarita, con su corte. Palomino nombres de todos los presentes. La reina de la limpieza del honor, Doña María Agustina Sarmiento, una de las meninas, está arrodillado a los pies de la infanta, la entrega de ella una jarra de agua. La otra camarera de honor, Doña Isabel de Velasco está detrás de la princesa, y junto a ella vemos la grotesca enano deforme mujeres-Mari Bárbola y el enano masculino Nicolasico Pertusato; este último, como señala Palomino, está poniendo el pie en el mastiff Tumbado en la parte delantera del grupo para demostrar la aletargada buen temperamento del animal. Más atrás, casi devorada en las sombras, son sólo un hombre descrito como guardadamas - un guardia o escolta a las señoras - y en espera de la dama Doña Marcela de Ulloa.

Velázquez está de pie con pincel y paleta delante de un lienzo de altura, lo podemos ver sólo la parte de atrás del mismo. Hay algunas grandes cuadros que cuelgan en la pared trasera de la sala. Dos de ellos fueron pintados por Velázquez del yerno, Mazo, de las modelos de Rubens, y muestran escenas de la Metamorfosis de Ovidio, uno de ellos una versión de la pena de Arachne. Los padres de la princesa, el rey y la reina, aparecen en un marco oscuro debajo de estas fotos, probablemente el vidrio de un espejo. A la derecha del espejo, en un vuelo de los pasos conducentes a una puerta y una luminosidad de la habitación colindante, se encuentra José Nieto, la reina del palacio de mariscal.

Hay varias preguntas básicas que se les ha pedido una y otra vez sobre esta imagen. ¿Qué es la pintura de Velázquez en el frente de la lona que se esconde de nosotros? ¿De dónde le de pie a fin de pintar la escena, y él mismo en ella? ¿Cuál es la fuente de la imagen en el espejo - es decir, sólo cuando en la sala de la real pareja debe haber sido por su permanente reflexión a aparecer? Y por último, ¿hay algún significado en el hecho de que la cruz roja de la Orden de Santiago es destacado aplicado a la ropa de artista?

Se cree que a largo Velázquez fue la creación de una imagen sin ningún tipo de especulación metafísica o de referencia, y la grabación no es más que un fugaz momento en forma permanente, como si de una instantánea. Según esta teoría el sujeto no es más que una simple escena de la vida de palacio.

Otra hipótesis es presentada por los historiadores del arte, que creen que el intelecto y la gran perspicacia, así como del artista de ojos y parte, han participado en la pintura de Las Meninas. El mayor número de interpretaciones se han presentado para el espejo en la pared trasera, a veces también piensa que ser un lienzo pintado. Mucho aprendí la industria también se ha aplicado a la cuestión de la ubicación: en la sala en la que el palacio está teniendo lugar esta escena?

A pesar de los enigmas escondidos en la pintura de Las Meninas, no debemos pasar por alto su maestría artística, en particular tal como se expresa en la figura de la infanta Margarita rodeada de la gente de menor natalidad. Porque fue en el que la princesa dinásticas esperanzas de los Habsburgo español descansado después de la muerte del príncipe Baltasar Carlos.

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